sábado, 9 de junio de 2012

Gabriel

Soy un adivino. Me he encontrado por pura casualidad a Sam en una tienda de discos, justo después de hablar con la pesada del metro. Si, me ha seguido. No existe tanta casualidad. Es imposible.

Día 6:

He ido a esa tienda para recordar viejos tiempos. Allí, hay algo que tiene mucho valor para mí.
Estaba viendo las novedades cuando he notado que alguien me estaba mirando.
¡Qué sorpresa alzar la vista y encontrarme con ella!

He ido para decirle que me dejara de perseguir, y se ha puesto de simpática, como si nos conociéramos de toda la vida.  Tendría que haber bajado la cabeza y haberse largado. Es una niñata, por dios, si me ven con ella hasta me podrían denunciar.

La muy imbécil se olvidó del móvil y la llamé para que lo recogiera...No me he reído (interiormente) más en mi vida. ¿Te puedes creer que pensaba que le estaba pensando el teléfono? Nada más que de recordarlo siento unas ganas increíbles de reír.

Justo después apareció Sam. No ha cambiado nada. Quizás le hayan aumentado las tetas, y esté más delgada...pero sigue siendo la misma.

Con ella es fácil estar. No pregunta, no quiere saber. No llama la atención, no recuerda...no le molesta el silencio.

A la salida me pegó un puñetazo, y por un instante el tiempo no había pasado. Sentí a Lily a mi derecha, resoplando, cabreada con nosotros y nuestros piques.

"Eh, parad, puercos sin dientes!! O paráis o utilizaré mi arma mortal...

Cantar. Su arma mortal era cantar. Se ponía a cantar delante de todo el mundo, desafinando de una manera casi imposible de imaginar. Destrozando clásicos y haciendo llorar hasta a los sordos. Es más, una vez vi caer palomas del cielo..

Nos sentamos en un banco de una calle poco transitada. Mientras ella hablaba de estupideces, como del tiempo, yo la miraba. Siempre me ha encantado el pelo rojo. Pero su pelo no es solo rojo, es fuego...es rubio, naranja, rojo... depende de la luz. Nunca le dije lo guapa que era. Nunca le he hecho ningún cumplido.
Sabe que lo es.

Cuando se fue me quedé un rato más en ese banco, sintiendo como su calor desaparecía poco a poco.

Tenía miedo de que se perdiera, de que dejara de ser ella por dolor. De que no pudiera superar la ruptura con Jou.

Tendría que haberle dicho que estaré ahí, a su lado. Pero eso es mentira. Nunca estoy cuando se me necesita. Tiendo a vagabundear, caminar donde no haya camino.

Lo único que me queda de mi madre es un libro. En el margen de una de las hojas hay una frase. Creo que es de una película y la verdad nunca la he entendido bien.
" Ni todo lo que es de oro reluce, ni todo alma errante está perdida"
Ahora creo que puedo llegar a divisar una parte de su significado.  Yo suelo perderme, pero nunca me siento perdido.


Sam

Esta mañana me despertó un mensaje de un número desconocido.


"Lugar de siempre. Hora de siempre"


Me quedé sorprendida. Solo había dos personas que me pudieran decir eso. Una era Jou, de quién tenía su número guardado. Y otra era Gabriel. El incostante. 


Aunque tenía la esperanza de que fuera Jou desde otro número, arrepentido de haberme dejado, me preparé para quedar con Gabriel. 
Gabriel nunca había tenido un número por más de un mes. Decía que iba cambiando para que las mujeres no le atosigaran, ni para que los novios le molestaran, ni para que los desconocidos incordiaran.
Así era él. 


Cuando Jou me presentó a Gabriel recuerdo haber estado asustada. Imponía mucho. 
Era como un trozo de roca impenetrable. Ni sonreía, ni mostraba nada. Su cara estaba vacía de expresión.
Era el batería del grupo de Jou. Eran amigos desde la infancia. Resulta que sus padre estuvo liado con la madre de Jou. Al principio se odiaban, pero poco después empezaron a juntarse para hacerle la vida imposible a los padres. Cuando estos lo dejaron, ellos siguieron viéndose y formaron un grupo. 


Jou me llevó a casa de Gabriel cuando apenas llevábamos un par de meses.  Desde ese momento y hasta la separación del grupo, al cabo de un año, Gabriel, Lily y yo éramos inseparables.


Lily era la bajista. Estaba ennoviada con el guitarra, Marcos. Se quedó embarazada y cuando sus padres se enteraron le pegaron una paliza. Marcos y ella pretendían fugarse porque no querían abortar. Al final todo salió mal, los padres de ella le pillaron haciendo la maleta y la encerraron. Pocos días después se suicidó. 
Desde entonces el grupo dejó de juntarse. Al último que vi fue a Marcos, alcohólico y drogado hasta las cejas en un callejón. Ni me reconoció.


Gabriel desapareció del mundo. Hasta ahora. 






Fui a la tienda un poco más tarde de las once. Subí las escaleras mecánicas y cuando llegué arriba fui a la estantería donde estaba el único disco de Los inconscientes. 


Gabriel no estaba allí, así que supuse que se había cansado de esperar. Cuando me di la vuelta, lo vi gritarle a una chica. Por lo visto se había dejado el móvil. 
Al girarse, me quedé estupefacta. Gabriel estaba contento.


Cuando me vio cambió instantáneamente el semblante. Se acercó a mí y me dio un gran abrazo.


-Cuánto tiempo, desaparecido.
-Cuánto tiempo, enana.
-¿Qué te trae por estas tierras?
-No mucho, la verdad. Me encontré el otro día a Jou.
-Entonces lo sabes ya...¿no? En fin, fue bonito mientras duró.
-¿Quieres dar una vuelta?
-Espérate...¿sigue todavía el disco ahí?


Gabriel se giró hacia la estantería, movió unos cuantos discos y cogió el de su grupo.
-¿Por qué lo escondes?
-Porque es único. No quiero que lo tenga nadie que yo no quiera.
-¿y por qué no lo compras?
-Porque así es más arriesgado. Además...por el bien del grupo, tendría que venderse.
-Raro. 
-Puta
-
Ambos nos quedamos callados...Lily tendría que haber dicho "Eh, parad, puercos sin dientes!"


Nos miramos y salimos en silencio de la tienda. Cuando estábamos abajo le pegué un puñetazo en el hombro, y él sonrió.


Terminamos tirados en un banco, apartados de la gente, hablando del tiempo, de las vacaciones, de las noticias...De todo menos del pasado.


Cuando nos despedimos, comencé a andar y Gabriel me agarró la muñeca.
Se quedó callado un rato, y luego me clavó la mirada.
-No hagas tonterías. 
-No las haré. ¿Te acuerdas de Rocky Balboa?
-Si.
-"Si sabes lo que tú vales, ve y consigue lo que mereces, pero tendrás que aguantar los golpes".
-Nada acaba hasta que tú no sientas que acaba.

Me di la vuelta y noté como la mano de Gabriel dejaba de agarrarme. En el fondo lo echaba muchísimo de menos.
Era un hombre que no estaba hecho para una mujer especial. Y menos para mí. Pero cuando os digo que lo echaba de menos, creédme. Por muy poco que pueda darte, por muy poco que creas que le importas, una sola de sus palabras vale más que cualquier sermón de algún amigo.


Su amistad era así, como la lluvia fina. No se sabía cuándo iba a venir o cuándo se iría. No tenía pasado, ni futuro. Era ese momento y ese lugar. No se notaba su presencia, pero al final, terminabas empapado.







Luz

¡¡¡¡Aidvinad qué he hecho hoy!!! Venga, que es fácil....Si.
He ido al metro. Pero lo más importante no es eso, ¡es que he hablado con él!

A ver, en el metro no estaba. Y como tenía tiempo hasta la hora de comer me fui a una tienda de música que está a unos cinco minutos. 
En verdad nunca compro música, pero me apetecía escuchar nuevas canciones y probar varios juegos (hay pantallas gigantes con mandos encendidas y con juegos puestos. Probando Diablo III....Dios, qué pasada. 

Total, que subí a la planta de arriba para ver si ya estaba a la venta el disco nuevo de mi grupo favorito: Gotthard.

A esto que estoy en las escaleras mecánicas y a medida que voy acercándome a la planta veo a un chico bastante mono. Cuando me di cuenta de que era él, me quedé petrificada. 

Pasaba un dedo por los discos y los desplazaba sin hacer ruido y con muchísima rapidez. 
Tenía pinta de estar muy concentrado, como si fuera el trabajo más difícil del mundo el de buscar un álbum. 

Sin querer me quedé de pie mirando, en plan fanática, y cuando me dispuse a andar para no llamar mucho la atención levantó la vista y me miró. 

Yo agaché la cabeza insconcientemente. Quería desaparecer, pero luego me armé de valor, levanté la barbilla y me dirigí hacia la sección de rock internacional. 

Escuché un amago de risa detrás mía, y supuse que estaría pensando: "joder, me la encuentro en todas partes. Esta me sigue fijo."

ERROR.

Estaba tan concentrada pasando carátulas y pensando en lo mal que iba a pensar de mí que ni me fijé en que lo tenía al lado. 

-No me gusta que me persigan. 
-Dime quién te persigue que le parto la cara. 
(Mirada penetrante y clavada en mis ojos...Media sonrisa)
-Nada. Olvídalo. ¿Qué buscas?
-Gotthard. 
-Ah, mediocre. Todavía no ha llegado el nuevo disco.
-Si es mediocre, ¿por qué sabes que no está su disco?
-Lo sé todo. 
-Que inteligente...muy bien, ¡muy bien!. ¿Sabes cuándo vendrá? Creo que tengo suficiente para comprarlo...y siempre hay una primera vez...(aunque nunca haya comprado un álbum, Gotthard era Gotthard)
(Levantamiento de hombros)
-Entiendo. Bueno, me voy. 

Me di media vuelta y alejé paso a paso. Esperaba, Dios, deseaba que me llamara y me dijera:"¿Tienes hambre?"

-¡Tú! ¡Eh!, ¡Chica!

Me hice la despistada dos segundos y me giré, como sorprendida. 

-Tu móvil. 
-622...
-No, estúpida. que te olvidas tu móvil.

Cagada 
Cagada 
Cagada
Cagada
Cagada.

¿Cómo se puede ser tan tonta? ¿tan despistada? ¿Cómo pude creer que sería tan fácil?

Lo que pasó después es obvio. Me sonrojé, cogí el móvil, musité un gracias y me fui lo más rápido que pude. 

Me quedé en la puerta esperando a que saliera...pero cuando lo hizo me hirvió la sangre. 

Estaba acompañado de una chica pelirroja guapísima. Y no solo eso. La miraba sonriendo como con confianza. Es muy difícil de explicar. Cuando tú conoces a una persona tanto que tu sonrisa sale sola sin forzarla ni reprimirla. 

Tonta. Tonta...desilusionada...tonta.

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Cambiando de tema. Ese mismo día fui a tomar un pedazo de helados de esos que te comes uno y no puedes volver a comer hasta el día siguiente...de los de tamaño "extra grande". Kinder. 
Se me hace la boca agua nada más que de recordarlo.

Estuve con mis amigas durante toda la tarde. Cosa que no debí hacer porque ahora se me ha acumulado todo. Aún así, necesitaba un poco de diversión. 

De las cinco que somos (Isa, Marta, Iris, Sandra y yo)  tres tienen novio. (las tres primeras)
Sandra lo dejó hace relativamente poco, y yo...Yo cada cierto tiempo llevo a uno nuevo. 

Esa tarde Isa estaba un poco depre porque decía que Raúl, su novio, pasaba de ella. Que lo notaba raro, que apenas le hablaba...etc.

¿Por qué los tíos son así? 

Al final, a base de helado terminamos haciéndole reír. Bueno, miento...no fue solo a base de helado. El hecho de subirse a una silla y cantar it's rainning men delante de todo el mundo creo que también influye.

Ah, y me aplaudieron, me hicieron fotos..cantaron conmigo...Si es que tengo don de gente y poca vergüenza. Vamos, un cóctel explosivo.

No quiero dejar de escribir, porque en cuanto lo haga me esperan cientos y cientos de páginas que estudiar...

A veces, las cosas hay que hacerlas bien. ¡Buen día!


David

Sara está en coma. Pensaba que era un cincuenta por ciento, y no me di cuenta de que había una remota posibilidad de que se fuera parcialmente. 
No saben cuándo va a despertar.  Por lo visto la reanimación no fue bien. No se sabe si falló la anestesia, si fue la operación...no me he enterado. No entiendo a los médicos y su lenguaje. Lo único que sé es que me he pasado toda la noche observándola, como si estuviera dormida, deseando que se despertara de un momento a otro como si fuera una noche más. 


Mis padres están destrozados. No saben qué hacer ni qué decirse. Derrumbados, y los entiendo. 
Tocar la mano de mi hermana y no sentir la yema de sus dedos acariciándome me hace estremecer.


¿Por qué no salió bien? 


Si no sale del coma en unos días, tendremos que decidir si mantenerla o desconectarla. 
No lo hemos dudado. Seguirá conectada. No sé mucho de medicina, y aunque me digan que ella ya se ha ido y que no volverá me opondré con todas mis fuerzas a su asesinato. 


A partir de ahora, iré todos los días al hospital a leerle cuentos, a hablarle, a lo que sea. 
Por si acaso mi voz le llega, para que no se sienta sola. 


Sara es fuerte, es una superviviente. Y si ahora no encuentra suelo donde aterrizar o modo con el que levantarse, yo estaré ahí para sostenerla. Porque eso es la familia, un punto de apoyo incondicional  y eterno.


Desde aquí, con esperanza, despiértate.

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