No tengo trabajo. Convencí al jefe.
Tuve una bonita despedida, todos me abrazaron y hasta hubo un par de lágrimas. El jefe me firmó una carta de recomendación y me dijo que no tardaría en encontrar trabajo. Pensaba tomarme unas vacaciones, pero todavía tenemos facturas retrasadas, y la hipoteca sigue estando ahí. Así que esta tarde comenzaré a buscar nuevo empleo.
Quizás esta vez esté de camarero, o de dependiente de alguna tienda de ropa. Incluso puedo trabajar como técnico de mantenimiento de algún edificio.
Me gustaría no haber sido tan considerado con Jose. Yo necesito menos el dinero, pero lo necesito.
Si ahora no encuentro nada, ¿qué hará mi familia?.
Sin embargo, es Jose. Es ya mayor. No sé qué pensar.
No sé cómo me siento, si tengo miedo, ira, odio, no sé qué pasará en un futuro...Pero de lo que estoy seguro es que hice lo correcto.
He tenido un percance con un chaval en la calle hará dos días.
Salía de una calleja, estaba muy alterado, como si le persiguiera alguien o como si hubiera visto algo horroroso.
No lo vi hasta que se chocó conmigo. Empezó a gritar y a pegarme empujones, luego, miró a la oscuridad del callejón, se dio media vuelta y se fue.
Por curiosear, me adentré en el callejón, pero no vi nada. Tan solo un gato negro de ojos verdes.
Hay cosas en el mundo que no consigo explicar. Cosas que pueden con mi capacidad de comprensión.
Sé que no soy muy listo, pero tampoco soy torpe.
Ojalá pudiera saber un poco más, ser un poco más culto. Sé escribir y leer muy bien, pero claro, eso es gracias a Sara.
Ah, hoy quedé con Luz. Tenía tantas ganas de verla que cuando la llamé y me lo cogió me quedé callado de la vergüenza.
Hemos quedado a las diez en la plaza central. La llevaré por el casco antiguo, por donde está la mezquita y el río. Por la noche, cuando la ciudad rebosa de luz propia, es cuando más hermoso se ve el río.
Así quiero que sea mi día a día con ella. Tan fuerte e intenso como la luz del sol, pero acogedor y relajante como la luz de la noche.
Luz, mi rayo de esperanza.
