domingo, 12 de enero de 2014

Sam

Motel "Nuevo Horizonte"

Ayer fue un día duro, lleno de despedidas y llantos, de promesas y sonrisas. Llegar al autobús, cargada con la maleta fue tarea difícil. Todavía no había amanecido y las calles estaban desiertas. Una luz azulona bañaba los coches y los cristales de las tiendas. Olía a pan, a cítrico y a frescor. Era una buena despedida de la primavera. Cuando crucé la Plaza Central vi el armatoste en el que íbamos a viajar. Era oscuro, entre burdeos y morado -nunca he sido muy buena distinguiendo colores- y tenía unas letras amarillas cutres a los lados. Marcos estaba ya allí. Su expresión contrastaba con mi actitud frenética. En vez de transmitir alegría transmitía mala leche. Pensé que sería por el retraso de los demás, pero luego me di cuenta de que había llegado con una hora de antelación. 

-¿Has probado a echarte antipulgas? 
-Perdona, estoy un poco cansado. 
-¿Qué te pasa?
-Nada. Bueno, supongo que esto me recuerda bastante a ya sabes quién. 
-Si. A ella le hubiera encantado hacer una gira. Pero tienes que pasar página. Llévala en el corazón, y no en la cabeza. 
-Tienes razón. El conductor está tomándose un café en la plaza. Me ha dado las llaves del maletero por si quieres meter las cosas.
-Gracias prenda. 

Metí la maleta y algunas bolsas más dentro del maletero. Era tan espacioso que pese a todas las cosas que llevaba se seguía viendo más hueco que maletas. En el fondo estaban las pertenencias de Marcos, la guitarra y dos amplis,  un macuto de mano y una mochila. Hombres. Nos vamos medio año como mínimo y solo se lleva un macuto. No lo entiendo...No sé cómo le cabrá todo en tan poco espacio. 

Marcos le dio a la palanca para cerrar el maletero y justo después se metió dentro del bus. Murmuró algo así como "estoy cansado, luego hablamos". 
Y yo me quedé sola, fuera del autobús, sin saber bien qué hacer. Una brisa recorrió la calle y me estremeció. Y me acordé de Luz. 
Estaba tan encantada con lo de la gira que no le había prestado mucha atención al embarazo de mi amiga. 
Como están las cosas ahora con la nueva ley del aborto no le será fácil librarse del problema. Y yo me voy. En eso tenía razón Jou cuando nos peleábamos. Soy egoísta por naturaleza. Sé que ella lo pasará mal, pero podrá llamarme siempre que quiera. Además, la culpa la tiene ella por no ser responsable. Ella y el Gobierno, que manda leches lo que hace con tal de fastidiar a la población. ¿Qué le importará a ellos lo que tú hagas o dejes de hacer con tu cuerpo? ¿No es peor tener un niño no querido que no tenerlo?
Y el padre, encima, sin saber nada. A saber cómo le oculto yo lo de la pija. 

La nueva bajista, Bri, y su inseparable Luo,  estaban acercándose al autobús. No sé si he contado la historia de cómo entraron en el grupo pero es bastante buena. Bri es extranjera. Su nombre completo es Bridget y viene de Inglaterra. Su padre es español y su madre inglesa. Cuando ella era pequeña se mudaron a España y desde entonces vive aquí. Gabriel estaba buscando a nuevos miembros para el grupo, pero tuvo ciertos problemas. La gente pedía dinero, o se negaba por una tontería sobre una maldición. Resulta que Gabriel puso un mensaje en Internet para encontrar a un bajista, y como teléfono de contacto puso el mío debido a que él no le presta mucha atención al suyo. Así que días después de la publicación un número desconocido me llamó. Su acento era un raro. Pronunciaba las palabras de tal manera que parecía masticarlas. La chica quería formar parte del grupo y no pedía nada a cambio, salvo una condición, que un amigo suyo entrara también. 
Le dije que los demás puestos estaban ocupados ya, pero ella se negó. Dijo que nunca estaba de más una guitarra y que el chico tocaba verdaderamente bien. Luo. Ese era el nombre del chaval. Hablé con Gabriel y quedamos en hacerle unas pruebas, a las que vinieron semi-disfrazados de góticos (y digo eso porque la ropa que llevaban era rarísima. Era un intento de parecer otra cosa).  Bri tocaba realmente bien, y Luo no lo hacía nada mal. Era un poco torpe con algunos acordes pero no era desagradable. 
Gabriel les dijo que estaban dentro, y los dos...boquiabiertos se miraron y comenzaron a gritar. Eran muy jóvenes, apenas unos dieciocho años. 
Cuando se iban a ir, Luo se le acercó a Gabriel y le dijo algo en voz baja. Gabriel rompió a llorar y contestó que no hacía falta. Que la apariencia no importaba. Acto seguido, Luo y Bri se quitaron las camisetas agujereadas y los piercing falsos y los tiraron a la basura.  Le pregunté a Bri si ella había tenido alguna duda acerca de entrar en el grupo, y me dijo que nunca. Que eso de que hubiera una maldición le motivaba aún más. 
Así es como entraron los dos nuevos. Les abrí el maletero y metieron sus cosas. Iban cargadisimos. Justo después llamaron a sus padres para saber si habían conseguido aparcar. Habían traído a sus padres....

Gabriel no tardó en aparecer. Dejó el coche al lado del autobús y descargó la batería, el bajo de Lily y otros dos amplificadores. Cuando vació el coche llamó a alguien para que lo recogiera y lo dejara en su casa. Supongo que a algún primo suyo o algún colega. Me saludó y me miró a los ojos, y bajé la vista. Más de seis meses ocultándole lo de Luz... para cuando él se entere el niño ya habrá nacido, si es que nace...

Comenzaron a venir padres y amigos para despedirse. Bri y Luo no paraban de dar saltos, Gabriel fumaba sin parar y Marcos seguia dormido dentro del autobús. Mis padres no vinieron. Tampoco les di la oportunidad ya que les avisé en ese mismo momento. Estuvimos hablando por teléfono bastante rato. Mi madre no paraba de llorar porque decía que era mucho tiempo, que tanta carretera era peligroso, que si me podía poner enferma... Lo típico de una madre. Mi padre, sin embargo, me dijo que tenía un par de ovarios y que me lo pasara genial. Así son las cosas. 

David y Luz vinieron a despedirse. Noté a David un poco raro cuando nos dimos el abrazo... Era como si quisiera decirme algo. Desde la noche del bar pirata presiento que siente algo por mí. Fue una locura esa fiesta. No recuerdo muy bien lo que pasó, aunque sí me acuerdo de que nos besamos. Es un buen tipo. 

El viaje en bus fue horrible. Ocho horas dentro de una caja rectangular escuchando la emisora predilecta de los conductores de autobús... Durante el trayecto no paraba de pensar en cómo sería nuestro primer concierto. Sé que iba a ser en un bar, pero me recordaba tanto a cuando tocábamos antes...
También me acordé de la pija y su chucho. No sé cómo voy a dormir sin ellos. 

Vi el atardecer llegando a nuestro destino. El cielo estaba bañado de un naranja rojizo, y las nubes parecían algodón de azúcar. Sentí las manos de alguien sobre mis hombros. Era Marcos. 

-Ya hemos llegado. ¿No es genial?

El motel dónde nos íbamos a alojar durante una semana era horrible. Se llamaba "Nuevo Horizonte", un nombre muy comercial para semejante espanto. Tenía desconchones y una parte del tejado estaba derruida.  Las habitaciones no estaban mal. El suelo era de moqueta, y había manchas oscuras de origen desconocido por todas partes. El cuarto de baño parecía limpio, aunque los grifos eran viejos y la cisterna era de cadena. Las camas chirriaban y las colchas estaban descosidas, pero dentro de lo que cabe, no me esperaba nada mejor. Deshice las maletas y salí a ver los alrededores. Estábamos a las afueras de una ciudad grande. Había mucho tráfico y el motel estaba lleno de gente. Yo dormía con Bri, y Marcos con Gabriel y Luo. A saber cómo se tomaría Gabriel lo de dormir rodeado de tanta testosterona. 

 

Debería saltar de alegría, pero siento que aunque realmente quiero hacer esto, falta alguien a mi lado. 
Volveré pronto. Lo prometo.

Diario :