lunes, 11 de junio de 2012

David

Dicen que las alegrías vienen de dos en dos, y que no hay mal que por bien no venga. Es cierto. 


Ayer salí  con mis compañeros del trabajo. Fuimos a una cervercería a pasar el rato y a descansar antes de entar a trabajar. Estaba hablando con Dani cuando de repente noté que se giraban todos mirando hacia la puerta. Así que miré yo también y no quepa duda de que me sorprendí. 
Luz acababa de entrar con unas cuantas amigas.  La verdad es que todas eran muy guapas, pero ella estaba....
reluciente. 


Se sentaron en una mesa cerca de la entrada, y mis amigos no paraban de mirar. Hacían comentarios de obrero, y yo me reía.


-¿Qúe os apostáis a que voy, hablo con ellas, y os las presento?
-No tienes huevos
-Dinero en mesa. 


Empezaron a sacar todos un par de euros y los fueron dejando en el centro de la mesa. Luego, los taparon con una jarra vacía. 


Me levanté y saqué de mi bolsillo diez euros, y los metí dentro de la jarra. Tragaron saliva.


Fui hacia la mesa donde estaba Luz y saludé. 
-Hola chicas. Luz, ¿Qué tal? 
-¡Qué sorpresa verte! ¿Qué haces aquí? 


Se fue a levantar para saludarme pero le hice un gesto de negación.
-Verás, me he apostado diez pavos con mis amigos a que conseguía presentaros.  Sé que es un poco cruel, pero prometo con el dinero que gane invitaros a una cerveza. ¿Qué os parece? 


Luz comenzó a reír y aceptó. Sus amigas le miraron un poco extrañadas, pero asintieron también.


Las llevé hacia nuestra mesa y se presentaron. 


Terminaron quedándose allí. Mientras los chicos reían y se peleaban entre ellos, yo hablaba con Luz. 


Jugamos al "yo nunca" y la noche acabó demasiado pronto. 


A las once entrábamos a trabajar. Tenía el tiempo justo para acompañar a Luz a casa. 


No sé por qué, pero le terminé contando lo de mi hermana. 


-¿cómo estás?
-La verdad es que bien, tengo esperanzas. 
-Eso es bueno. Además, ella no está muerta. Hay muchas personas que se despiertan del coma al cabo del tiempo. Incluso llegan a tardar años. Por eso no estoy a favor de la desconexión....Perdón, no sé si debo...
-Tranquila, yo tampoco. Suelo ir todos los días a verla, a hablarle. No sé si me escuchará pero no pierdo nada por intentarlo. 
-Es muy bonito por tu parte. ¡Seguro que si sirve! 
-Gracias. 
-De nada. Si alguna vez quieres o necesitas algo...avísame. 
-Te debo una cerveza...
-Me debes diez pavos.




Esa fue la primera alegría. Poder confiar en una persona. La segunda fue el impresionante beso que le di en el portal. 


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