miércoles, 21 de noviembre de 2012

Gabriel

Día 26:

En un cruce cualquiera, la lejanía del horizonte.

-¿Me quieres?
- Silvia, por favor, déjalo ya. No tiene sentido que sigas preguntando una y otra vez solo porque la respuesta no te gusta.
-¡No te estoy pidiendo matrimonio ni nada de eso! Solo preguntaba porque últimamene me has llamado más a menudo, y...quizás, algo en tí, en nosotros, había cambiado.
-No, no ha cambiado nada. Eres la tía que conocí un día tras un concierto, que se metió en mi cama sin pedir permiso y que se fue a la mañana siguiente sin decir adiós. Esa es nuestra relación. No quiero saber de tu vida, de tu trabajo, de tu felicidad. No me importa. Cuando te llamo es para pasar un buen rato. ¿Que me quieres contar algo? Claro que puedo escuchar, pero no me pidas cosquillitas y mariconadas de ese rollo.
-Entonces, no hay nada entre nosotros, ¿no?
-No.
-Bien, pues está todo dicho. El mes que viene me caso. Y no pongas esa cara. Acabas de decir que mi vida no te importaba. Es un buen chaval. En varios aspectos se parece a tí...es serio con lo que hace y transmite seguridad. Pero me voy a casar porque amo lo que no se parece a tí. Extraño en tu abrazo calidez. No pienso hacerle daño por unas horas de placer a tu lado. Esta es la última noche que compartiremos...
-No. Vete a casa y hazle el amor a él. Porque nunca se me dieron bien las despedidas.
-Pero...Solo tienes que ser como tú eres.
-No. Olvídalo.


Las cosas no suceden porque sí. "Criatura, en este mundo quien sea que esté arriba nos da un margen en nuestra vida, a lo que llamamos, ingenuos de nosotros, libertad. Pero si el destino pone una piedra en tu camino para que te tropieces, da igual cuantas veces la esquives, porque en el momento más inesperado, te caerás"

Yo tengo muy claro mi camino. Y es el de la libertad. No quiero una mujer, no quiero niños ni una gran casa.
Quiero vivir en una furgoneta, parando en cada bar de carretera para rellenar mi estómago de cerveza. Quiero pasar el día tocando, componiendo y llegando a la gente. Quiero hablar de todo menos de amor.
Del mundo, de la lluvia, del odio, de la guerra.... Y al bajarme del escenario irme a la barra, conocer a un par de tías y pasar una buena noche. No soy un tipo familiar. Quizás extrañe el calor de alguien en las noches frías, pero luego sale el sol, y apenas recuerdo ese sentimiento.

No recuerdo haber pensado otra cosa de pequeño. No quería ser médico o abogado. Ni siquiera tuve una charla con mi padre acerca de mi futuro. Él daba por sentado que saldría adelante, aunque fuera estúpido, o un inútil, siempre me quedarían sus contactos.

Ahora que lo pienso, puede ser ese el motivo de mi destino. Puede ser que, por rebeldía, no me esforcé en conseguir nada. Me dediqué a la música, a ligar y a malgastar su dinero.
El dinero compensaba la falta de mi madre. Si tenía frío, me compraba un abrigo. Si estaba aburrido, tenía cientos de juguetes. Si era malo en los estudios, sobornaba a los profesores.
"Tranquilo hijo, esto lo arregla tu padre. No te preocupes".

Y ahora me pregunto...¿de quién es la culpa? ¿De mi padre por consentirme? ¿Mía por no luchar por mi futuro?¿De mi madre por irse?

No sé la razón exacta de por qué me dejó. Nunca pregunté. Di por sentado que no era feliz, que esa vida no le gustaba. Que era una piedra en su camino.
El día que se marchó vino a mi dormitorio, me tocó la cabeza con delicadeza, se sentó a mi lado mientras yo me hacía el dormido y me dijo que algún día nos encontraríamos en algún cruce de caminos, que me vería en la lejanía del horizonte y pensaría "cuánto has crecido".







Diario :