domingo, 7 de octubre de 2012

Luz

Hoy he ido al entierro de la hermana de David. Me llamó de madrugada hace un par de días. Nada más escuchar su voz rota supe que algo no iba bien. No me dijo mucho, ni siquiera me pidió que le acompañara...tan solo guardó silencio como si esperara a que yo lo hiciera.
Fue una llamada sin mucho que decir. El dolor no necesita ondas para transmitirse. Aunque ya no estamos juntos, él sigue siendo importante para mí, así que tan solo sostuve el teléfono durante toda la noche.
En la misa David no estuvo ni un instante sin cogerme la mano. De vez en cuando se le escapaba una mirada fugaz al ataúd. Un instante después me apretaba con fuerza. Noté cómo temblaba, y cómo, cuando el cura pronunciaba el nombre de su hermana, sus rodillas flaqueaban. 
Estaba destrozado. Perder a alguien tan unido a tí no se supera. 
Sara era para él su pilar. Yo nunca he tenido a alguien en el que poder apoyarme de esa manera, así que mis sentimientos no se acercan lo más mínimo a los de él. Me sentiría mal si le intentara calmar, porque no tengo ni idea de cuán mal está. Solo sé que su sonrisa ha desaparecido. Hasta el pequeño destello de su mirada ha dejado de brillar.
Me pregunto si algún día, alguien conseguirá que regrese esa luz.
Antes podías perderte en sus ojos verdes. Tenían tanta profundidad.... Te calmaban, y su color recordaba a un campo verde y fresco, donde las hojas eran mecidas por una suave brisa. El campo estaba ahora seco. 
Enterraron a Sara en un pequeño cementerio del pueblo de la abuela. 
Cada fila de nichos estaba flanqueada por varios cipreses gigantes. Había tumbas con estatuas, y unas pocas tenían las flores recién puestas. 
Es un lugar tranquilo. 
Fue enterrada debajo de uno de esos grandes cipreses. Subía tan alto que parecía que rompía el cielo. 
En los días nublados, su copa no se vería. 

Dos o tres horas más tarde ya me encontraba en casa. Tenía el cuerpo cortado. No se me da muy bien ver a la gente mal. Sam no estaba en el piso y necesitaba hacer algo para quitarme el amargo sabor de boca que tenía. Así que cogí a Conan y nos fuimos a dar un largo paseo.

En el parque Conan no paraba de ir de un lado para otro. Jugaba con los perros, perseguía las palomas y se tumbaba al lado de los niños para que le acariciaran. Meo  llegó un mensaje de Sam justo cuando pensaba irme ya. 
"¿Dónde estás?Tenemos que hablar",

La llamé y dijo que la esperara sentada en uno de los bancos. Tardó un rato en llegar, así que mientras esperaba me compré en el quiosco una lata de Cocacola. 

-Hola
-Hola-dijo agotada.
-¿Qué ocurre?
-No sé si debería decírtelo, y no sé por qué quiero contártelo, pero supongo que necesito desahogarme.
-Adelante.
-Verás...tú sabes que Gabriel es mi amigo ¿no?, y que nos conocemos desde hace mucho. 
-Si.
-He hecho algo de lo que me arrepiento muchísimo.
-¿Qué ha pasado? ¿Te has peleado con él?
-Algo peor. Me llamó esta mañana poco después de que te fueras. Me dijo que me fuera para su casa para hacer algo, que estaba aburrido. Así que me llegué. Al principio estuvimos como siempre, pero después empecé a notar que su mirada era diferente. Que las sonrisas duraban más, que sus dedos rozaban más mi piel. Le pregunté si le pasaba algo, a lo que me respondió dándome un beso. Terminamos en la cama.
Cuando me di cuenta de lo que había hecho me vestí rápidamente y me fui de allí. 

Sam se calló y suspiró. Se pasó la mano por la cabeza y me miró, esperando una respuesta.
Pero no podía decirle nada. No me salía la voz. Desde un comienzo pensé que Gabriel y Sam estaban juntos. Cuando me di cuenta de que no algo en mí se alegró. Después vino David y dejé a un lado la interrogante G. Ahora, solo quería llorar. Estaba confusa. No sabía si estaba enfadada con Sam, enfadada conmigo misma, envidiosa, enamorada...¿Qué me pasaba? ¿Por qué la simple idea de pensar que Sam había estado en la misma cama que Gabriel me hacía temblar?
Me recompuse. Intenté que no se notara mucho mi enfado o lo que fuera y sonreí. ¿Qué le tenía que decir?
¿Qué le diría si fuera otro chico?

-No deberías haberte ido así. Se os ve muy bien juntos. Ahora se pensará que no sientes nada por él. 
-Es que no siento nada por él.
-Mentirosa. 
-No, no siento nada por él...desde mi ex no he vuelto a sentir nada por nadie.
-Quizás no sea amor, quizás es muy pronto para eso, pero sí te gusta. Y si no, tienes que hablar igualmente con él y decirle que todavía no estás preparada.
-No pienso hablar con él. Quiero que se olvide de lo que ha pasado hoy.
-¿Tú eres gilipollas? ¿Piensas que eso de olvidar viene en pastillas? "Oh si, póngame una caja de olvido exprés". Deja de decir tonterías y comportarte como una niñata. A lo hecho pecho. Te has tirado a tu mejor amigo, ahora apechuga. Desde luego la amistad no va a volver a ser lo que era. O decides intentar algo con él o le dejas las cosas claras. 
-¿Pero qué mosca te ha picado? ¿De qué vas? No tienes que hablarme así. Ni que estuvieras enfadada.
-Es que lo estoy. Porque él te trata bien, se preocupa por tí, y has podido estar con él. 
-Anda, acabas de describir a David. ¿Ahora que no tienes novio sientes envidia de que a mí me quiera alguien?
-Yo nunca he dudado de que te quieran. Lo que dudo es si de verdad lo mereces.
-¿Y tú si? ¿Que a la primera de cambio los abandonas?
-Por lo menos soy yo la que los deja, y no me dejan después de no sé cuántos años por otra tía.
-¡Serás imbécil! ¿Quién te crees que eres para decir eso eh?

Mientras nos peleábamos en mitad del parque sin darnos cuenta de nuestro alrededor, comenzó a oscurecer. La gente fue desapareciendo poco a poco y perdí de vista a Conan. Pero estaba demasiado centrada en la conversación como para preocuparme en ese momento por el perro.

-¿Tú te has oído? 
-¡Yo no tuve la culpa de que Jou se enamorara de otra! Yo lo quería muchísimo. Y lo quiero todavía. Intenté hasta olvidarle a través de un amigo, y se fue a Italia esperando que le diera algo más que un simple abrazo. No he conseguido olvidarlo, y no puedes reprocharme haber estado enamorada. Por lo menos lo he estado. ¿Lo has estado tú alguna vez? ¿Has querido a alguien tanto como para perder la noción del tiempo y de la realidad? Lo dudo. Solo te gusta que te miren, que te sigan como perritos y que te laman el culo. 
-¿Y tú si me puedes reprochar eso? ¿Tengo yo la culpa de no haberme enamorado? ¿De no haber encontrado a nadie con el que poder estar y no querer abandonar? Y tú vas y te acuestas con Gabriel, y luego me vienes con la pena de haberlo hecho. ¿De qué vas? 
-No pensé cuando lo estaba haciendo. Solo lo hice. Yo...
-Tú no sabes lo que quieres porque estás tan perdida como yo. Porque no puedes pasar página, pero tampoco puedes volver al pasado. Te has estancado tú solita en tu época feliz.
-Tú no has pasado la adolescencia.
-Yo nunca te he pedido consejo. Sé muy bien que falla en mí. 
-No. Sabes que no te has enamorado pero no tienes ni idea del por qué.
-¿Y tú si? ¿Ya eres una experta en el amor porque te han roto el corazón?
-No. No soy experta por eso. Soy experta porque he sabido dar todo de mí. Porque no me he rendido hasta el último día, porque he sentido cada instante vivido con él como si fuera aire. Porque sus defectos para mí no tenían nada de malos. Porque no quise cambiarlo. Lo quería tal y como era. Porque en el fondo, no necesitaba un te quiero para decírselo. 

Sam comenzó a llorar...Al principio sentí satisfacción porque era una "victoria", pero luego yo también lloré. Sus palabras eran tan ciertas como las lágrimas que se estampaban contra el suelo. 
Terminamos abrazadas...perdonándonos sin tener que decir ese incómodo lo siento.

Conan apareció al rato. Tenía plumas en la boca. Esa noche dormimos juntas. Nos contamos todo, cosa que antes apenas habíamos hecho. Esa noche noté como una amistad había surgido de las cenizas de la guerra.

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