martes, 14 de enero de 2014

Luz


¿Elefantes o tren a vapor?

Estar embarazada es duro. Pese a no notar nada en los dos primeros meses, el tercero ha ido por otro camino. Tengo los dedos morcillones, las piernas hinchadas, me duele la pelvis y los pechos no paran de crecer. La barriga ya se nota, y dentro de poco tendré que dejar la ropa elástica y pasarme a la talla XXL.
Para dormir es incomodísimo. Solía dormir boca abajo, pero ahora ya no puedo, así que me he acostumbrado a dormir de lado. Sin embargo el dolor de cuello que tengo me dice que no es la mejor postura. Lo bueno es que ya controlo mis hormonas. Ya sé qué quiere mi cuerpo cuando me empiezo a sentir rara. Últimamente me pide helado de chocolate con naranja (odio la fruta mezclada con chocolate).

Lo único que me relaja es que puedo sentir su corazón dentro de mí. Es como un tren a vapor, ese vaivén rítmico y potente que no se detiene. Bueno, la verdad es que no sé si es como un tren a vapor o una estampida de elefantes corriendo por mi barriga. Lo que intento decir es que me tranquiliza. Me hace sentir segura. 

Ya me he hecho dos ecografías. En la primera, que fui con David la verdad es que no entendí muy bien los manchurrones grisáceos. La ginecóloga intentó explicármelo, pero se rindió al ver que asentía como los tontos. Pero en la segunda, en la segunda lo vi. Pensándolo bien, tiene un poco forma de alien. Una cabeza muy grande (hablo de proporciones, porque el feto no tiene ni diez centímetros), unos brazos muy cortos y unas piernecitas recogiditas. Dios.... voy todavía por el segundo trimestre...¿Por qué no haces un esfuerzo y creces ya, monstruito? Parece cruel, pero es su mote. Como todavía no sé si es niño o niña me encargo de llamarle de diferentes maneras. Cuando me pegue patadas, dentro de unas semanas, descubriré si les hacen gracia o no. También le canto...le leo, le pongo música, le hablo... Por lo que me ha dicho mi madre eso es bueno... aunque tengo miedo de que tenga algún trauma de mayor.

En el trabajo he conocido a un chico. Bueno, más bien él me ha conocido a mí, porque no ha parado de perseguirme hasta que he accedido a decirle mi nombre. Se pasó toda la tarde en la barra. Cuando me acercaba comenzaba a contarme su vida, y cuando me alejaba guardaba silencio y me miraba amablemente. Al terminar el turno me dijo de invitarme a un café, pero lo rechacé porque prefiero no tomar cosas fuertes en mi estado. Le dije que prefería agua y él asintió. Se llama Héctor. Vivía cerca del bar y había estado un par de veces antes, pero nunca se había atrevido a hablarme. Si no fuera porque tenía la espalda como si me hubiera restregado puerco espines me habría sonrojado. Tenía un atractivo especial. Era moreno,atlético, con los ojos negros azabache, y el pelo oscuro y enmarañado. Me recordaba a los actores típicos de telenovelas. Quiso acompañarme a casa, pero lo vi demasiado exagerado. Así que me despedí en frente del bar y volví sola. Aún así, tengo la sensación de que mañana volverá a estar en la cafetería.

En cuanto a mi querido hombre, llevo sin saber de él desde hace un mes, más o menos. Me llamó de madrugada. Me preguntó si estaba despierta y tuve unas incontrolables ganas de mandarle a la mierda. ¿Despierta? Qué va, tan solo no sé cómo poner este cuerpo fofo en la cama para poder dormir cómodamente. Noté que estaba bebido y le pregunté si estaba bien.
-Si. Todo va bien por aquí. Nos hemos hecho famosos, ¿sabes? No paramos de ir de un sitio para otro. 
-¿Cómo están los demás?
-Bien, todos bien. Sam te echa de menos. Y Marcos últimamente está de mal humor. No sé el motivo.
-Pregúntale.
-Ya, bueno. Sabes que la vida de los demás no me interesa. 
-Ya. Bueno, ¿y tú qué?¿Algo que quieras decirme?

Esperaba que me respondiera algo así como "te echo de menos, esto es duro sin ti, no hay ni un solo día que no me acuerde de ti, etc." Pero la sorpresa que me llevé casi me mata.
-¿Te lo ha contado Sam? Bueno, verás...Tú sabes que eres importante para mí, ¿no? Pero la distancia es dura, y conocí aquí a una chica. Se llama Cristina. O se llamaba, llevo bastante tiempo sin verla. 
-No quiero saber su nombre. De hecho, no me vuelvas a llamar.

Le colgué. Le colgué porque la voz no me salía del cuerpo. Le colgué porque los ojos me escocían, y la rabia me invadía por dentro. Estrellé el móvil contra el suelo...Pero Conan se encargó de cogerlo y volverlo a dejar en la cama. Si hubiera tenido fuerzas lo hubiera tirado otra vez. Mientras yo estaba sola, cargando con algo con lo que no me veía capaz de soportar, él estaba con otra chica. Volvió a llamarme. 

-Solo escúchame, y luego cuelgas si quieres. Te expliqué una vez que yo no entendía eso de una relación monógama. Ni siquiera entiendo bien el significado de lealtad. Siento si te ha dolido que haya estado con otra chica, pero no lo he hecho para molestarte. Simplemente es mi manera de ser. Yo...

Me quedé callada durante varios segundos. No sabía qué decirle. Tan solo me callé porque era más cómodo engañarse a una misma. Era más fácil pensar que las cosas sin él irían mejor. Que qué clase de padre sería. Me callé porque no quería tener al lado a una persona que no entendía el concepto de fidelidad.

-¿Estás ahí?¿Luz? Si estás, lo siento. Sé que lo estás pasando mal. Adiós.

¿Que lo estoy pasando mal? ¡Tú no sabes nada! Tú solo estás tocando los tambores esos mientras yo me como el marrón. Tú estás disfrutando de tus veintitantos años mientras yo estoy encerrada en casa, haciéndome responsable de algo que es responsabilidad de los dos. Tú...Tú...Tú no tienes la culpa de no saber nada. Solo yo. 

En estos momentos es cuando más extraño a Sam. Es verdad que cuento con David, pero David es un hombre y no me entiende. Además, dentro de una semana se va a otra ciudad. Se iba a venir conmigo a la playa, pero la idea se canceló cuando recibimos la noticia de que la casa estaba ya alquilada. Entonces decidió cambiar de aires. Me preguntó si me importaba que se fuera...y cómo no, le dije que en absoluto. 
De nuevo, echo de menos a Sam. Con ella las cosas serían diferentes. Tendría a alguien con quien quejarme continuamente. Las tardes se hacen tan largas encerrada sin hacer nada... A este paso...me voy a convertir en un mueble más de la habitación. Voy a escribir una nota de suicidio. Por si me fusiono con el sofá, para que alguien sepa que lo hice porque no tenía otra opción.


Diario :