miércoles, 20 de febrero de 2013

Luz

El fantasma de los 27

No me llama, no me llama, no me llama...
Le he estado dando vueltas a la cabeza, pensando qué ha podido fallar, qué hice mal, qué motivos tiene para no querer saber de mí...  y a pesar de haber llegado a conclusiones que distan de la lógica, no he sacado nada de provecho.

Sam lo sabe. Se enteró nada más verme llegar a casa por la mañana.  Me miró, arqueó una ceja, y sin preguntarme nada me dijo: "¿Qué? ¿La noche bien?". Así que me sentí obligada a contarle todo. Creo que no se esperaba eso de mí. Pero no me juzgó ni nada. Lo único que hizo fue preguntarme si me arrepentía. Y lo negué corriendo. ¿Cómo voy a arrepentirme? 
Sabía que había una posibilidad de que le molestara. Ella también había tenido un encontronazo con Gabriel y no hacía mucho de eso. Pero no la ví mal. Es más, la veía interesada, como aliviada. 

Sé que la estoy volviendo loca. Ya hace como una semana desde que pasó aquello y me dedico a desahogarme con ella. Da igual dónde estemos que siempre termino volviendo a Gabriel. 
Por ahora tan solo masculla algo así como que podría llamarle yo, que parezco una princesita. 
Pero no me parece justo. Fui yo la que fue a su casa. La que se arriesgó a llevarse el portazo en las narices. Así que podría arrodillarse él un poquito. 

¿De verdad cuesta tanto llamar? Dar señales de vida, mandar un mensaje, dejar un correo, una carta en el buzón, una nota en la puerta.... algo que me asegure que sigue vivo, aunque no quiera verme. Algo que me quite la ilusión de un futuro. Quizás los hombres no entienden esa situación, y somos solo las mujeres las que vemos más allá de una noche. 

Nunca me he considerado romántica. Por lo menos en el aspecto de una buena cita con sus flores, su paseo,  su buen baile... eso solo sale en las películas. Ahora lo que se lleva es botellón, discoteca, manoseo en los baños y para casa. Desde luego eso me gusta menos que lo del baile. 

Así que se puede considerar que estoy en un punto intermedio. algo así como...dar una vuelta, ir a la bolera o a un café irlandés, hacer senderismo...
Pero por lo que veo no va a haber nada de eso. Todo se quedará en un fugaz recuerdo que de mayores ni recordaremos. Cada uno envejecerá por su camino.  Cada uno tendrá la vida que busca. Desde luego yo no sé qué encontraré, pero él siendo músico espero que no se encuentre con el fantasma de los 27.
Todos aquellos que han sido un hito en la música (por lo menos para mi gusto) han muerto a esa edad. Y ya no solo músicos, también bastantes actores. Aunque la mayoría de las muertes las achacan a las drogas y al alcohol, creo que hay algo más. Es como un precio que pagan por ser alguien en la vida. 
Hendrix, el Rey lagarto, Jenis Joplin, Amy Winehouse, Kurt Cobain, Richard Turner o Brian Jones son algunos de los que encabezan esta lista. Personas que en su día fueron grandísimos, y que ahora apenas se recuerdan. 
"La única manera de que se hable bien de ti es estar muerto".  Es un buen precio para conseguir que todos aprecien tu trabajo. Desde siempre una obra de un pintor ha valido más después de su muerte. 
Pero si eso es lo que hay que pagar para que se valore tu música, desde luego lo veo una soberana tontería. 
¿Acaso vas a escuchar los halagos desde la tumba?
¿Cuánto durarás en sus recuerdos? 

Espero que Gabriel no tenga éxito. Prefiero mil veces que sea un batería mediocre, a que venda su alma al fantasma de los 27 por una fama con fecha de caducidad. 
Y lo espero porque lo amo. Porque por mucho que todo se haya quedado en una noche, por mucho que mis ojos no vuelvan a cruzarse con los suyos, le deseo lo mejor en esta vida. Y lo mejor es poder envejecer sin miedo. 

¿Seguiré pensando en él? Sin dudarlo. Da igual cuántas veces me diga a mí misma que no existe ninguna posibilidad de que dé señales de vida, la esperanza, la mínima esperanza de volver a sentir sus labios, la agarró con todas mis fuerzas por mucho que me queme las manos. 

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