Soy un adivino. Me he encontrado por pura casualidad a Sam en una tienda de discos, justo después de hablar con la pesada del metro. Si, me ha seguido. No existe tanta casualidad. Es imposible.
Día 6:
He ido a esa tienda para recordar viejos tiempos. Allí, hay algo que tiene mucho valor para mí.
Estaba viendo las novedades cuando he notado que alguien me estaba mirando.
¡Qué sorpresa alzar la vista y encontrarme con ella!
He ido para decirle que me dejara de perseguir, y se ha puesto de simpática, como si nos conociéramos de toda la vida. Tendría que haber bajado la cabeza y haberse largado. Es una niñata, por dios, si me ven con ella hasta me podrían denunciar.
La muy imbécil se olvidó del móvil y la llamé para que lo recogiera...No me he reído (interiormente) más en mi vida. ¿Te puedes creer que pensaba que le estaba pensando el teléfono? Nada más que de recordarlo siento unas ganas increíbles de reír.
Justo después apareció Sam. No ha cambiado nada. Quizás le hayan aumentado las tetas, y esté más delgada...pero sigue siendo la misma.
Con ella es fácil estar. No pregunta, no quiere saber. No llama la atención, no recuerda...no le molesta el silencio.
A la salida me pegó un puñetazo, y por un instante el tiempo no había pasado. Sentí a Lily a mi derecha, resoplando, cabreada con nosotros y nuestros piques.
"Eh, parad, puercos sin dientes!! O paráis o utilizaré mi arma mortal...
Cantar. Su arma mortal era cantar. Se ponía a cantar delante de todo el mundo, desafinando de una manera casi imposible de imaginar. Destrozando clásicos y haciendo llorar hasta a los sordos. Es más, una vez vi caer palomas del cielo..
Nos sentamos en un banco de una calle poco transitada. Mientras ella hablaba de estupideces, como del tiempo, yo la miraba. Siempre me ha encantado el pelo rojo. Pero su pelo no es solo rojo, es fuego...es rubio, naranja, rojo... depende de la luz. Nunca le dije lo guapa que era. Nunca le he hecho ningún cumplido.
Sabe que lo es.
Cuando se fue me quedé un rato más en ese banco, sintiendo como su calor desaparecía poco a poco.
Tenía miedo de que se perdiera, de que dejara de ser ella por dolor. De que no pudiera superar la ruptura con Jou.
Tendría que haberle dicho que estaré ahí, a su lado. Pero eso es mentira. Nunca estoy cuando se me necesita. Tiendo a vagabundear, caminar donde no haya camino.
Lo único que me queda de mi madre es un libro. En el margen de una de las hojas hay una frase. Creo que es de una película y la verdad nunca la he entendido bien.
" Ni todo lo que es de oro reluce, ni todo alma errante está perdida"
Ahora creo que puedo llegar a divisar una parte de su significado. Yo suelo perderme, pero nunca me siento perdido.
Esta es la historia de cuatro personas. Sus mundos están ligados aunque no se hayan percatado. Cada uno tiene sus sueños, sus gustos, su personalidad. Pero todos comparten una cosa: nunca dijeron lo que podían decir.
sábado, 9 de junio de 2012
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