domingo, 10 de junio de 2012

David

Como decirlo sin que parezca enfadado, o sorprendido, o contrario. Ayer pasé todo el día en el hospital, y me salí un rato a tomar un café y a comer algo. Cuando volví, había una chavala en la habitación, mirando a mi hermana. Supuse que era una amiga o una compañera de clase, así que me quedé al lado de la puerta para no interrumpir. Ella estuvo un rato callada, sin acercarse mucho a la cama, mirando fijamente a mi hermana. 
Luego, empezó a hablar, y me sentí culpable por estar escuchando.


-Tienes que despertar, tenemos muchas cosas que hacer todavía. Me prometiste...me prometiste que estarías a mi lado siempre. Y que nunca me harías daño. Pues despierta, porque sin tí ahora estoy desprotegida. Los días son largos, las clases no merecen la pena, porque cuando te busco entre los demás no te encuentro. 


Hizo una pausa y comenzó a sollozar. Se sonó los mocos, y le cogió la mano. 


No puedo quitarme la escena de la cabeza.


-¿Te acuerdas cuando me dijiste que pasara lo que pasara, y pensaran lo que pensaran, el amor podía con todo?  "Pase lo que pase, hasta el final de los tiempos" ¿Dónde estás ahora? ¡¿Dónde está ese amor?!...¿Que no puede con un simple sueño?. Extraño tanto tus besos, como se extraña un brazo, una pierna o el mismo aire. 


-¿Quién eres tú?
Si, se me escapó la pregunta. Estaba desconcertado...furioso por sentirme ignorante, asustado y emocionado al mismo tiempo. 


La chica se giró y se tapó la boca. Luego, se enjugó las lágrimas y agachó la cabeza


-Hola David. Soy Irene. Soy...era...la novia de tu hermana.
-¿Por qué hablas en pasado? 
-Porque ella ya no está aquí.
-¿Cómo que la novia?
-Hace seis meses...me dijo que sentía algo por mí y empezamos a salir. 


Mi hermana, lesbiana, y en coma. 


Eché educadamente a Irene de allí. Y me senté en el sillón. No es que sea homófobo, es solo que Sara nunca me lo contó. Yo confiaba en ella. Yo le contaba todo...


¿Cómo se tendría que haber sentido? Aunque ahora está "aceptado" lo de la homosexualidad, mi madre nunca fue muy progre. 
Ahora entiendo por qué cuando se hablaba de esos temas en casa ella no decía palabra. Y ahora, no puedo decirle lo mucho que siento no haberme dado cuenta antes. 


Pero, no iba a soportar que una tía dijera que se había ido. Ella seguía aquí. La veía con mis propios ojos, la podía tocar. Quizás no me viera ella a mí, pero yo sí a ella. Y por nada me rendiría. 






Mañana tengo que trabajar. Creo que quedaré antes con la gente porque si no comenzarán a preguntar. 
Mañana va a ser difícil, pero no imposible.

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