viernes, 8 de junio de 2012

Luz

No consigo conciliar el sueño. Me ha desvelado una pesadilla. 
Estaba en un parque tranquilo, leyendo, cuando una sombra ha aparecido. Todo se ha vuelto oscuro, y lo único que podía distinguir era una media sonrisa.


La sombra me acercó la mano y dijo: Ven conmigo. Yo me quedé quieta. No podía moverme. Quería levantarme y salir corriendo. Sentía miedo. La sombra se enfadó al ver que no cogía su mano y desapareció. 


Y me desperté. Me desperté con una sensación extraña en el cuerpo. Sabía que había sido un sueño, pero tenía la piel erizada y el sudor recorría mi espalda.


¿Cómo puede algo que no es real afectarnos tanto? Los sueños no son reales. No puedes tocar un sueño. No puedes olerlo, no puedes vivir en él. Y sin embargo cuando sueñas sientes. 
Siempre me he preguntado si lo que estoy viviendo es parte de un sueño. 


¿Quién soy yo para decir qué es la realidad y qué no? Mientras me afecte, todo es realidad.


No consigo ponerle rostro a la sombra. Pero la conozco. Sé que es alguien que conozco.
Una parte de mí no quiere volver a cerrar los ojos...pero otra parte, desea hacerlo. 


Ni yo misma me entiendo. Voy a por un vaso de leche. Hasta mañana.

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