miércoles, 6 de junio de 2012

Gabriel

Día 2:

He tenido que ir en metro hasta la capital. Qué agobio. Es una lata de sardinas sudorosas y pestilentes. 
Para colmo se ha sentado un tonel a mi lado al que le apestaba el sobaco más que a nadie. 
Menos mal que contaba con mi música, y con un buen paisaje antes de entrar a la ciudad. 

     En las tres últimas paradas una chica (estudiante supongo) se ha sentado en frente mía. No ha parado de mirarme. A lo sumo tendría dieciocho años. Seguro que será una de esas enamoradizas pesadas. 

En la ciudad me he encontrado a Jou. Llevaba años sin verle. Por lo que me ha contado ha encontrado un buen trabajo y está prometido. Cuando me ha dicho quién era su prometida no he podido evitar sonreír. 
Hace tan solo dos días estaba con una chica. 

-¿Y Sam?
- La dejé el lunes. No sabe nada de esto, así que no se lo digas. 
-Tú y tus relaciones paralelas. ¿Desde cuándo estás con Celia? 
-Desde hace dos años. 
-Guau, y llevabas tres con Sam. Y luego el cabrón soy yo. Bueno, felicidades, supongo. 
-Por favor, no le digas nada. La quiero mucho y siempre ha estado a mi lado.
-Lo sé. 

Tuve que controlarme para no pegarle. Me despedí rápido y me fui sin mirar atrás. 
Hacerle eso a Sam. 

Sam es una de esas chicas duras. Es fuerte y siempre tiene una palabra con la que consolarte. 
Sam creo que ha sido la única mujer que no he querido tocar. Y no porque no me apeteciera, sino porque no creo en el amor, y sé que ella se merece a un tío que le haga el desayuno todos los días. 

Llevo bastante sin verla. Demasiado. Es cuatro años más pequeña que yo. 
La conocí en mi garaje. Vino acompañando a Jou. Por aquel entonces Jou y yo teníamos un grupo, "Los inconscientes". Él era el vocalista, y yo el batería. También estaba Lili, la bajista, y Marcos, el guitarra. 
Fuimos bastante populares. Dimos varios conciertos por toda España. Incluso llegamos a grabar discos. 
Si alguna vez véis una carátula en la que ponga "Los inconscientes" comprar el disco. 

Extraño de vez en cuando aquellos tiempos. El grupo sacó mucho de mi. Si no hubiera pasado lo que pasó, ahora quizás estaríamos en la cima del metal. 

Si no se hubiera matado, las cosas irían mejor. Dije que no hay que temer a la muerte, pero si hay algo que me guste menos que los cobardes, son los cobardes dobles. Los que buscan en el suicidio la esperanza. 

Presiento que pronto me encontraré a Sam en el cruce de alguna calle. Ella siempre está. Siempre.

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