miércoles, 6 de junio de 2012

Gabriel

Día Uno:
       Me llamo Gabriel. Mis apellidos, mi edad, mi físico, no importan. 
Solo tenéis que saber que mi nombre es Gabriel, que mi mundo es el vuestro, y que hoy es seis de junio de 2012. 
       No escribo como método de evasión. No escribo para que la gente se compadezca de mí, y mucho menos para que la gente sepa cómo me siento. Escribo porque me han obligado a hacerlo. Según los psicólogos, no es bueno guardarse las cosas dentro. 
Sinceramente no les entiendo. Mostrar los sentimientos es algo de débiles, es algo animal y nada racional. 
¿Amar? Por favor, el amor no existe. Es solo una invención, es el impulso sexual reprimido. 
Nada dura para siempre, y si dura hasta la muerte, es porque la muerte llegó antes que el final. 
       
       No soporto la humanidad, ni los animales (excepto los gatos) ni los regalos, ni las sorpresas.
No hablo si no es para decir algo importante, porque no temo el silencio. No creo en aquello que no se pueda ver, ni tocar, ni sentir, ni escuchar. La religión, al igual que la política me la traen al pairo. 

       Odio a los obesos, a los arrogantes, a los enterados y a los hipócritas. Los gays me caen bien. Las lesbianas me ponen. La cerveza es mi pasión, el jack Daniels mi vida y la batería mi amante. 
Fumo. Muchísimo. Y no pienso dejarlo. 
       
       Me apasiona el riesgo, lo prohibido, lo morboso y lo inmoral. Y pienso que si te llega la hora, tienes que aceptarla con dignidad. 

       ¿Música? Metal. Death metal, power metal, black metal, nu metal y todo lo que acabe en metal. Las películas sangrientas, de terror, de acción y con finales inesperados son mi perdición. Nunca me veréis en una comedia romántica. Las vacaciones, viajando. Solo mi mochila, unos cuantos euros y yo. 

Soy manipulador, calculador y me encantan los retos. De mí dicen que soy un ser sin corazón, repugnante e inhumano. Me hace gracia. 
Sé en qué piensas con tan solo mirarte a los ojos. Conquisto con media sonrisa. Abandono de espaldas, después de una buena noche y tengo una capacidad increíble para olvidar lo que quiero.

Con esto, creo que ya os imagináis cómo soy. No necesitáis más por el momento. Me voy a fumar al tejado. Ahí os dejo.










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